No necesito habilidades para estar bien, ni necesito magia. Me parece que más que pedir habilidades tengo que agradecer. No sé, todo tengo que agradecer. Y sí, hay mil cosas que pasan pero lo más importante es que hay mucho amor. ¿Y existe algo más mágico que el amor? El amor es tan mágico que no se explica.
Cualquiera puede hacer magia, con una mirada, con una caricia, con una palabra. Podes hacer aparecer algo que parecía imposible. El amor y la magia son anónimos, no tienen nombre, ni cara ni voz, hasta que aparecen y te cambian la vida. Todos los días uno puede hacer magia. Todos los días podemos ser magos, descubrir nuestras habilidades y usarlas. Sin superpoderes, sin trucos, sin ilusiones, hacer magia con lo que se tiene, y sonreír. Si uno cree, si tiene fe en lo que ve, eso que ve es real.
No hace falta ser magos por un día, solo hay que abrir los ojos y ver la magia que la vida nos regala todos los días. Siempre buscamos soluciones mágicas, y ahí
no está la magia de la vida.
La vida no nos regala fórmulas mágicas. La vida si está llena de magia, de misterios, de sorpresas, de ilusiones, de trucos.
Tal vez nos gustaría ser magos por un día, porque nada nos garantiza que algo nos robe la magia, nos rompa la ilusión, nos quite el amor, la vida. Pero yo creo que es mucho mejor confiar en la magia que en las soluciones mágicas.